FUENTE: Wine in Moderation/Moderation
BÉLGICA
Tras beber una copa, el alcohol es absorbido rápidamente por el estómago y el intestino y pasa a la circulación sanguínea. La tasa de alcohol acumulado en la sangre, después de unas copas, depende del ritmo de la ingesta y de la velocidad de metabolización en el hígado. La capacidad del hígado para metabolizar el alcohol resulta limitada. Por consiguiente, si la cantidad de alcohol que lleva la sangre al pasar por el hígado supera dicha capacidad, el alcohol que queda circulará junto con la sangre hasta llegar a otros órganos y tejidos del cuerpo, como también al cerebro. Por lo general, el alcohol empieza a afectar al cerebro unos 5 minutos después de haber sido ingerido.
La influencia del alcohol en las personas varía en función de su altura, constitución física, género, estado de salud general, metabolismo, y/o condiciones bajo las que ingiere el alcohol (es decir con o sin alimentos). Por ejemplo, la CAS (Concentración de Alcohol en Sangre) de una mujer se incrementa generalmente más que la de un hombre porque las mujeres por lo general son más bajas y tienen más tejido adiposo que los hombres por cada kilo corporal. Además, los hombres tienen más agua en el cuerpo, por lo tanto, el alcohol está más concentrado en la sangre de una mujer que consume las mismas copas que un hombre. Por añadidura, las mujeres tienen un número menor de enzimas que metabolizan el alcohol en el estómago y en el hígado.
Por la multitud de factores que inciden en la CAS, resulta muy difícil evaluar la CAS o la discapacidad y daño que produce el alcohol. Como norma generalizada, el alcohol deteriora marcadamente la capacidad para conducir con prudencia/de forma segura. Las anteriores son sólo algunas de las consecuencias negativas comunes del consumo de bebidas alcohólicas.
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